La dicotomía parece haberse planteado con total firmeza: valores y creencias familiares por un lado, y
mensajes sexuales provenientes de los medios de comunicación, por el otro.
En la actualidad los padres son conscientes de que estos
causan un enorme impacto en el desarrollo sexual de los niños. Pero lamentablemente, las creencias y costumbres
que recorren, sobre todo, la televisión con su gran poder persuasivo, no siempre son éticas.
Hay situaciones que los adultos pueden diferenciar como fantasía porque
tienen capacidad de discernir entre la ficción y la realidad, pero que
confunden a los niños de diez años o menos y plantan las semillas de
poderosos sistemas de creencias que pueden perjudicar luego, sus
relaciones adultas.
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